LA DIVINA
MISERICORDIA
"Padre Eterno, te
ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo, por los pecados nuestros y del mundo entero. Por Su
Dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero" (Diario, 476).
"Deseo que el mundo
entero conozca Mi Misericordia" (Diario, 687)
"Oh Inconcebible e
Insondable Misericordia de Dios, ¿quién te puede adorar y exaltar de modo
digno? Oh Sumo Atributo de Dios Omnipotente, Tú eres la dulce esperanza de los
pecadores" (Diario, 951).
El Señor me dijo: “Hija
mía, no dejes de proclamar Mi Misericordia para aliviar Mi Corazón, que arde
del fuego de Compasión por los pecadores. Diles a Mis sacerdotes que los
pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen
de Mi Misericordia insondable, de la Compasión que tengo por ellos en Mi
Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi Misericordia, les daré una
fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales
hablen.” (Diario, 1521)
Este Rosario lo hacemos junto a María Reina de la Paz, pidiéndole a ella que interceda ante el Padre del cielo, por Jesucristo el Señor y por obra y gracias del Espiritu Santo, para que sea Revelada una Cura del cáncer a la humanidad.
Al final de cada casa del Rosario decir la siguiente Jaculatoria:
MARIA REINA DE LA PAZ, RUEGA POR NOSOTROS Y PARA QUE SEA REVELADA LA CURA DEL CANCER A LA HUMANIDAD.
Misterios Luminosos (jueves)
1. El Bautismo en el Jordán.
2. La autorrevelación en las bodas de Caná.
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
4. La Transfiguración.
5. La Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual.
Al final de todo el Rosario meditamos diciendo:
Este Santo Rosario lo ofrecemos, junto a nuestra Madre María Santísima al Padre del cielo, por Jesucristo nuestro Señor y en unidad con el Espíritu Santo, para que sea revelada la cura del cáncer y para que________________ (nombre la persona enferma) pueda sanrse. Te lo pedimos con humildad y con la confianza de que honraras nuestra Fe.
Gracias Padre, por escucharnos, Bendito y Alabado sea tu nombre.
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