Mi Vocación es el Amor
Mis deseos
me hacen sufrir un verdadero martirio durante la oración. Abro las
cartas de San Pablo buscando una respuesta. Los capítulos 12 y 13 de la
primera carta a loa Corintios se abren ante mis ojos… Leo, en el
primero, que todos no pueden ser apóstoles, profetas, doctores, etc.,
que la Iglesia se compone de diferentes miembros y que el ojo no puede
ser al mismo tiempo la mano… La respuesta era clara , pero no colmaba
mis deseos y no me daba la paz… como Magdalena, siempre inclinada junto a
la tumba vacía, terminó por encontrar lo que buscaba, así, descendiendo
hasta las profundidades de mi nada, llegué tan alto que puede alcanzar
mi objetivo… Sin desanimarme, continué mi lectura y esta frase me
consoló: “buscad con ardor los DONES MÁS PERFECTOS; pero ahora voy a mostraros un camino más excelente”
(1Co 12, 31). Y explica el Apóstol cómo los dones más PERFECTOS no son
nada sin el AMOR… Que la caridad es el CAMINO EXCELENTE para ir con
seguridad a Dios.
Había
encontrado por fin el descanso… Pensando en el cuerpo místico de la
Iglesia, no me reconocí en ninguno de los miembros descritos por San
Pablo, o, mejor dicho, quería reconocerme en todos… La caridad me dio la
clave de mi vocación. Comprendí que la Iglesia tenía un cuerpo,
compuesto por diferentes miembros; el más necesario, el más noble de
todos no podía faltarle; comprendí que la Iglesia tenía un corazón,
y que este corazón estaba ARDIENDO de AMOR. Comprendí que sólo el amor
hace obrar a los miembros de la Iglesia, que si el amor se apagase, los
apóstoles no predicarían el Evangelio, los mártires rehusarían derramar
su sangre… ¡Comprendí que EL AMOR ENCIERRA TODAS LAS VOCACIONES,
QUE EL AMOR LO ES TODO, QUE ABARCA TODOS LOS TIEMPOS Y LUGARES… EN UNA
PALABRA, QUE ES ETERNO!…
Entonces en un exceso de alegría delirante, me dije: ¡Oh, Jesús, Amor mío… he encontrado por fin mi vocación, MI VOCACIÓN ES EL AMOR!…
¡Sí, he encontrado mi puesto en la Iglesia y este puesto , ¡oh, Dios
mío!, me lo habéis dado vos.. en el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo
seré el Amor… así lo seré todo… así se realizará mi sueño!…
SANTA TERESITA DE LISIUX
Recemos ahora el Santo Rosario con muchísimo amor, caonfiando que María llevará nuestra súplica
MARIA REINA DE LA PAZ, RUEGA POR NOSOTROS Y PARA QUE SEA REVELADA LA CURA DEL CANCER A LA HUMANIDAD.
Este
Santo Rosario lo ofrecemos, junto a nuestra Madre María Santísima al
Padre del cielo, por Jesucristo nuestro Señor y en unidad con el
Espíritu Santo, para que sea revelada la cura del cáncer y para que________________ (nombre la persona enferma) pueda sanrse. Te lo pedimos con humildad y con la confianza de que honraras nuestra Fe.
Gracias Padre, por escucharnos, Bendito y Alabado sea tu nombre.
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